Una reja tiene dos lados y tú decides donde situarte. ¿Cómo saber en qué lado de la reja estas?
Vivimos en un mundo donde el triunfo fácil, el todo vale, la disculpa, el error y la falsedad campan a sus anchas, hasta diría que triunfan. Pero lo que no tengo duda que es un triunfo pasajero. Una fugaz apariencia de éxito. Las redes sociales elevan al olimpo de los dioses a vulgares personajes, perdidos de cualquier otro modo en el anonimato de su ineptitud. Ahora hacemos «amigos» de Facebook y sin tan siquiera conocerlos los tratamos de excelentes personas, grandes maestros o aspirantes al premio nobel de cualquier disciplina. Tras el «muro» de Facebook se esconden ladrones, pillos, ratoneros, farsantes, mangantes, mentirosos y trúhanes. Principalmente mentirosos que muestran su verdadera aptitud tergiversada por la tecnología. Y aplaudimos a rabiar y defendemos a morir al mentiroso que se esconde tras el muro de Facebook mostrando solo lo que tecnológicamente quiere mostrar. En realidad deberíamos aplaudir a la tecnología y no al mentiroso, pues ha conseguido vestir a la mona de seda, a crear agua en el desierto, a crear verde donde no hay agua y a hacer parecer que una fotografía vulgar esté a la altura de una obra de Cartier Bresson, cuando la realidad, sin la aplicación de la tecnología, la sitúa mas cerca de un bebedero de gorrinos serranos.
La tecnología no juega a favor del esfuerzo, la constancia, la verdad, la educación, la excelencia, juega a favor del mentiroso, del truhan, del pillo, pero esto es solo un triunfo fugaz, un día de gloria en su vacía existencia. Él aún no sabe que está en el lado equivocado de la reja porque sus palmeros, sin darse cuenta, no aplauden al «maestro» sino a la tecnología que ha creado de la nada a un nombre fugaz.
Sé en qué lado de la reja estoy, en el de la educación, el esfuerzo y la tenacidad. Por favor…que nadie aplauda, guardaros los aplausos para el truhan.